Cada uno de los progenitores procedemos de nuestras familias de origen, cada una de ellas con sus normas, cultura familiar, reglas y características propias. Cuando nos separamos de nuestra familia de origen para formar nuestra propia familia en ocasiones surgen dificultades ya que en ocasiones hay problemas latentes no resueltos, vinculaciones insanas entre miembros de la familia (madre que domina al hijo con sentimientos de culpa) inversión de roles (hijos que ejercen rol de padre por la ausencia de éstos), etc. Y todo esto lo llevamos con nosotros a nuestra nueva familia trasladando allí el problema.